The Ultimate Guide To viera vidente

Rimbaud aparece entonces revestido con los atributos del pecador de Machen. Su ambición manifiesta es “tomar el cielo por asalto” utilizando las sendas prohibidas. Los que han visto en Rimbaud sólo un poeta, un decadente, un vicioso o un artista bohemio, se han equivocado totalmente. Sus aberraciones y sus posturas arbitrarias obedecen a un sistema meditado y puesto en práctica con increíble decisión.

La actitud del hombre “primitivo”, y esto es necesario destacarlo, se halla determinada por elementos cognoscitivos, más que por elementos afectivos y motrices. Su conciencia no desarrollada en la dirección de la nuestra, logra descubrir correspondencias cualitativas de orden important que al enlazar los elementos de los distintos reinos, posibilitan la unidad del cosmos en un todo viviente. Pero no sólo las intuye, sino que también las utiliza poniendo en juego la intencionalidad.

El deseo supremo y desconocido de los hombres parece siempre haber tendido a aumentar esa conciencia trascendental”­.1

Para él la destrucción y la muerte se superan proyectándose hacia una realidad espiritual que estabiliza la vida y lo libera de la prisión historicista. Como el especialista del éxtasis, el poeta alienta una nostalgia de absoluto y accede a su modo en una indecible dimensión intemporal.

De todos modos, Jung ejemplifica siempre con “analogías” o “correspondencias” que no muestran ninguna relación causal reconocible o siquiera concebible.

La vida mental por debajo de la conciencia es un vasto organismo compuesto de varios estratos. “Nuestra­ conciencia –escribió Maeterlinck– consta de más de un grado y si los verdaderos sabios sólo se preocupan de la conciencia más o menos inconsciente, es porque ella está a punto de tornarse divina.

Al transcribirlos, los poetas surrealistas se proponen ampliar los límites de su conciencia, creando nuevas concepciones y liberando­ al pensamiento de las acostumbradas cate­gorías de percepción en el espacio y el tiempo. Actúan­ con la secreta esperanza de captar fragmentos del universo actual y superar las antinomias de “la vigilia y el sueño, lo objetivo y lo subjetivo, la percepción y la representación, el pasado y el futuro, e inclusive la vida y la muerte”.

Pero ese estado que Baudelaire explain en Les paradis artificiels, es “raro y pasajero”. Desaparece dejando al experimentador con un oscuro deseo de perpetuarlo, de obtener nuevamente ese minuto de reconciliación, de escapar a la conciencia ordinaria para alcanzar el estado edénico.

La totalidad es compleja porque refleja la creación por emanaciones sucesivas y es indivisible por el encadenamiento ininterrumpido de los distintos planos. El bien y el mal, Dios y Satán, son consubstanciales al hombre. Para Baudelaire, Satán no es una fuerza exterior, es una energía abstracta e inmanente que puede paralizar la voluntad y reducir su “elección”. “El cerebro bien conformado –escribe el poeta– lleva en sí dos infinitos: el cielo y el infierno; y en toda imagen de uno de esos infinitos, reconoce inmediatamente la mitad de sí mismo”. El hombre baudelaireano, como lo quiere Sartre,5 es la interferencia de dos movimientos centrífugos y opuestos, de los cuales uno se dirige hacia arriba y otro hacia abajo. Estos movimientos a los que llama trascendencia y trasdescendencia, utilizando la terminología de Jean Wahl, no son otros que las célebres postulaciones simultáneas: una hacia Dios, otra hacia Satán”. La primera es la espiritualidad que se concreta en un deseo de “subir de grado”, la segunda es la “alegría de descender”. Baudelaire ha elegido la ascesis invertida que por los caminos del vértigo, del tedio y del orgullo puede también llegar a experimentar “la punta acerada del infinito”.

Además, Arthur Rimbaud no poseía una justa noción de los niveles en los que se desarrolla la experiencia trascendente. En la marcha hacia el Centro, se distinguen diversos grados y matices derivados de la intensidad y duración del proceso y de la capacidad orgánica para realizarlo. La unidad de la experiencia incondicionada no puede ser controvertida, pero los diferentes niveles que presenta derivan click for more info de la calidad de las progresiones intrapsíquicas.

Por eso el discurso poético posee el ritmo de la vida y no el de la lógica. El poeta se esfuerza por recrear el lenguaje, por abolir el lenguaje corriente e inventar un nuevo idioma private y secreto. Es un técnico del hechizo que establece entre las imágenes y su modelo una participación total.

En Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge, ese “irse” del nivel ordinario se manifestó por la pérdida del marco temporal. El “momento fuera del tiempo” fue para el poeta un modo de situarse en la realidad, de tenderse hacia lo grande y “abierto”.

Cuando sobreviene la crisis surrealista, y la rebelión literaria se transfiere de la condición humana a la condición social, unos proclaman que la revolución debe primeramente liberar al hombre de las “trabas materiales­ exteriores”; otros, en cambio, otorgan funds prioridad a la liberación interior, tratando de conciliar el ideal de Marx y el de Rimbaud. Ante esta alterna­tiva los jóvenes de Le Grand Jeu radicalizan el pensamiento rimbaudiano y apelando a peligrosas psicotécnicas se lanzan a la búsqueda del conocimiento absoluto.

Daumal utiliza esta imagen de elevación aplicada universalmente por todas las místicas cuando tratan de expresar la notion de trascendencia.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *